A pesar de la (bien merecida) fama internacional del pan dulce mexicano, los bolillos pueden ser el pan más mexicano de todos. Un bolillo es una hogaza pequeña (de unos 15 centímetros de largo) de pan blanco normal, crujiente por fuera y con un interior blando. Es el tipo de pan que más se utiliza para acompañar las comidas mexicanas, y sin duda forma parte de la escena alimentaria cotidiana de ese país. El bolillo es el pan que más se utiliza para hacer molletes y tortas, se corta habitualmente en rebanadas y se sirve en una cesta con la comida (en lugar de las tortillas), y es la elección obvia de un pan para disfrutar con mantequilla como parte de un desayuno, comida o cena. Los bolillos se hicieron populares durante el siglo XIX, una época en la que la influencia francesa era grande en la política y la cultura mexicanas, hecho que se atestigua por el apodo que se le da en algunas partes del país: pan francés. Los panes muy similares o idénticos a los bolillos en su composición, pero ligeramente diferentes en su forma, se conocen como teleras y birotes. A pesar de su popularidad, la mayoría de los mexicanos nunca han horneado su propio pan en casa; tanto los panes dulces como los salados siempre se han adquirido principalmente en panaderías locales o directamente de personas que lo vendían de puerta en puerta, a menudo desde una cesta grande y poco profunda fijada a una bicicleta o, en tiempos más modernos, desde los maleteros de sus coches. En las últimas décadas, las panaderías de las grandes cadenas de supermercados han expulsado a un gran número de negocios locales de panadería de barrio, pero la popularidad de los panes en sí nunca ha disminuido. Definitivamente, hornear pan es tanto una ciencia como un arte, y puede llevar años dominarlo en casa, donde no existen los aditivos para la masa ni el equipo especial disponible en una cocina comercial. A continuación se ofrece una buena receta para principiantes -muy sencilla de hacer, con sólo 6 ingredientes y un poco de amasado- para quienes no puedan comprar bolillos donde viven o simplemente les entren ganas de hacerlos.